Los lagos de colores rosados vívidos son un importante atractivo turístico en muchos países, pero Argentina no tiene prisa por poner su recién formado lago rosa flamenco en los carteles navideños. Y eso se debe a que esta visión surrealista no proviene de las maravillas de la naturaleza. Más bien, la culpa es de la contaminación industrial.
La laguna de Corfo está ubicada cerca de un parque industrial en las afueras de la ciudad argentina de Trelew. Los medios de comunicación locales informan que los residentes se han quejado durante mucho tiempo de los malos olores y otros problemas ambientales que rodean tanto a la laguna como al cercano río Chubut que la alimenta.
Más recientemente, los residentes de la ciudad vecina de Trelew, Rawson, decidieron bloquear las carreteras que se utilizaban para transportar desechos de pescado procesados a plantas de tratamiento en las afueras de la ciudad. Fue entonces cuando las autoridades provinciales decidieron que se debía permitir que las fábricas arrojaran sus residuos en la laguna de Corfo.
A los pocos días, la laguna se volvió rosa. Según los expertos, el color es causado por el sulfito de sodio, un producto antibacteriano utilizado por las piscifactorías para conservar los camarones.
Juego de culpas sobre el lago rosa de Argentina
El ingeniero ambiental y virólogo Federico Restrepo dijo a la AFP que, por ley, el sulfito de sodio debe ser tratado antes de ser vertido.
Sin embargo, Juan Micheloud, quien se desempeña como jefe de control ambiental de Chubut, se apresuró a descartar cualquier peligro ambiental, diciendo:
El color rojizo no provoca daños y desaparecerá en unos días.
Aunque no todos están de acuerdo. Sebastián de la Vallina, secretario de planificación de la ciudad de Trelew, insiste en que no se debe descartar “algo tan grave”.
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Mientras tanto, el activista ambiental Pablo Lada culpa al gobierno por no ser capaz de equilibrar la necesidad de una economía local próspera con la sostenibilidad. Lada resume:
Quienes deben tener el control son los que autorizan el envenenamiento de las personas. El procesamiento del pescado genera trabajo… es cierto. Pero se trata de empresas con ganancias multimillonarias que no quieren pagar flete para llevar los residuos a una planta de tratamiento que ya existe en Puerto Madryn, a 35 millas de distancia, o construir una planta más cerca.
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